Proseguimos nuestra marcha en dirección a las cuevas del Molinillo, pequeñas covachas que sirvieron y sirven de refugio. En este trayecto alguna que otra sorpresa nos sobresaltó; un gran ejemplar de marrano jabalí campo a través, y más adelante una culebra de escalera que estuvo a punto de llevarse un pisotón (sin duda la culebra venció al pie). En unas de esas covachas nos cuenta Jesús que vivió una familia carbonera.
El tramo mas duro de la excursión da comienzo para ver sin duda lo más espectacular, una Sabina milenaria, aproximadamente de unos 800 a 1000 años.
El tiempo está revoltoso y nos empuja a ir con la marcha acelerada. Subiendo por la Loma del Medio o Cerro Oscuro, pasamos por unos antiquísimos tornajos para llegar a un prado donde podemos ver dos viejos pozos, los cuales llaman la atención, no sólo por los años que tienen, sino por ser algo peligroso apenas señalizado y a ras del suelo.
Buscamos un socaire para comer y a continuación emprender la vuelta pasando bajo las covachas que nos protegían de una pequeña lluvia.